Permiso para quererme

¿Con los ojos de quién nos miramos? ¿Con los oídos de quién nos escuchamos?, se pregunta la autora. Y advierte que, en el caso de las mujeres, aun en aquellas que tienen o han tenido vidas satisfactorias, siempre hay un “pero” que las hace sentir inferiores, no suficientemente logradas, atractivas o exitosas, porque desde el momento mismo de nacer reciben mensajes en los que se les atribuyen características que en el mundo social no son valoradas, salvo para la seducción o la crianza de hijos.

El cambio de lugar social de las últimas décadas no ha sido aún suficiente para que las mujeres sean personas más autoafirmadas y seguras. Los modelos para ellas siguen siendo los varones, a quienes imitan, por ejemplo, en el desempeño de roles, como si eso les fuera a proporcionar mayor prestigio, respeto y valoración. Todavía no hay suficientes modelos de mujeres, sostiene la autora, que sirvan a otras para aprender a autovalorarse.

El mundo tradicional femenino, ligado a lo doméstico, a la crianza de hijos y a la emocionalidad, aún no es valorado pues el imaginario femenino y masculino sigue considerando que ese mundo es “natural” y no exige esfuerzos ni aprendizajes.

Este libro aborda la autoestima de las mujeres comprendiendo que mujeres más asertivas y autovaloradas no son lo mismo que mujeres egoístas, narcisistas, autoritarias y prepotentes. Por el contrario, la seguridad en sí mismas solo puede ser un muy buen ingrediente para la colaboración, el trabajo en equipo, el placer y los buenos vínculos.